Me vuelves loca.
Desde la primera pestaña que delinea tú mirada, hasta el último cartílago que te hace sonreír.
Te deseo. Hasta el tuétano, hasta la locura.
Escribo tu nombre en las esquinas de mis cuadernos, cómo para lograr que nunca escapes de mi alma ni pensamiento... o cómo si algún día tú voltearas a ver; como la chica que te escribe versos todas las noches sumergida en las sábanas, iluminada por un foco de 70wats.
Quiero saber a que sabes.
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