It is my LIFE :D

30.1.12

Confesión Número Veintiocho.





A veces,

las letras de su nombre no me bastan para escribir

todo lo que mi corazón se reprime.

29.1.12

Hoy me pongo guapa de mis letras.

Te platicaré un poco sobre mi fracasado 2011, puesto que por su mismo fracaso, no había tenido ni querido tiempo para despedirlo como lo había echo ya en mis años pasados, pero ahorita tengo muchas palabras que están deseosas de ser escritas y es el único tema concreto que tengo, siendo las 14:15hrs de este gélido Domingo 29.

No afirmaré que fue una basura total, ya que existen muchas cosas que sirven y pueden ser recicladas. Una mención que me posibilita no odiarlo es que logré volver a valorar mi entorno. Gracias a una personita, la cual se fue de mí vida en un momento difícil, pero que agradezco su partida ya que debido a eso recuperé mucho del amor que me tenía a mí misma. Y pues, tuve mi primer concierto el 26 de Marzo, y fue Slash.

El 2011 fue un año complicado; recibí muchas malas noticias con respecto a mí salud, conocí gente que vino a alegrar unos cuantos días de mí vida, pero así tal cual de rápido que aparecieron, tan rápido se fueron. Probé el exquisito sabor de la infidelidad y eso es algo de lo que no pienso arrepentirme, porque sé que el Karma ya se lo cobrará algún día. Perdí amigos... y no gané a ninguno.

Dicen que de los errores, uno va aprendiendo. Y el 2011 para mí es un ejemplo de tan destacado dicho. Por eso, estoy dispuesta a cerrar ese libro, y mirar sólo lo maravilloso que viví. Y conllevar ese nuevo año con los ojos vendados. Dejaré de esperar. Es lo mejor.

Me deseo suerte.

Ella.

Ella era todas las letras de un poema, su poema.
Sus sentimientos eran las ramas secas,
del árbol que formaba su tacto gélido y la yema
de sus dedos ante el estilógrafo y una desfachatada
hoja de papel corrugada.

Sus pensamientos eran el misterio de todas sus noches.

Su autoestima eran las hojas secas y crujientes
apachurradas por el zapato de cuero de la rendición.

Sus lágrimas eran la lluvia que empapaba el
enmarañado cabello de su amor.

Su fortaleza, era la capacidad de los ojos humanos
ante la visibilidad de un día lleno de niebla.

Su deseo eran los dedos ásperos en su espalda imperfecta.
Su ortografía, era el eco de sus pisadas en un camino baldío.


Aquel brillo de sus ojos era el brillo que opacaba la Luna.
La noche fue, quién le quitó la vida.

El regreso.

"...Sin embargo, Melinda no estaba dispuesta a dejar sus sueños, ni mucho menos, esa vida digna que ha construido con base de sus libros. No estaba dispuesta a renunciar a esa lejana idea de algún día, poder conseguir un título publicado en alguna editorial de su pueblo. Y mostrar a la gente, la paráfrasis de su vida.

Hoy, hoy. Esa encantadora mujer, la mujer de mirada taciturna y orgasmos verbales; ha decidido tumbar la barrera entre el cielo y su mente... y ha regresado.