Íbamos en su motocicleta a toda velocidad.
Estaba aferrada a su espalda … tanto que apuesto,
a que cualquiera que me viera, hubiera dicho que
estaba temerosa. Pero no es así.
Disfrutaba del aire calando mis mejillas.
Podía sentir su perfume maderoso cómo resbalaba en
mis pulmones … & lo que más me fascinaba: él.
Estaba con él, aferrada a su espalda, camuflajeando
el miedo con placer. Lo amaba & ése momento nunca
escaparía de mi mente.
La adrenalina se apoderaba de mí.
Me construía & me llenaba de energía.
Había pasado tiempo ya, desde que no sentía algo así.
… de que no era presa del miedo.
No había vuelto a rezar a que esto no terminará.
Mi vida se había llenado de frialdad & pesimismo.
Me había congelado …
– ¡maldición! –dijo él.
– ¿qué ocurre? –me apresuré a cuestionar.
– Me estás siendo infiel –
– ¿qué? ¡claro que no! ¿porqué lo dices?
– Piensas en tú pasado, siento cómo tú corazón
late desanimado … le falta compás.
– Lo siento, es que … me cuesta trabajo borrar
el ardor de mi pecho. Hace mucho que no volvía a sonreír.
– Limítate a sonreír. Recuerda tu promesa.
– Te quiero … & lo haré siempre.
– Hasta la eternidad infinita –susurro él.
& escuché el motor de la motocicleta regresar a su
fuerza del principio …
& pensé que sería bueno recordar mi pasado,
pero primero, tengo que aprender a controlar
mi corazón.
0 comentarios:
Publicar un comentario