Enseñame a tocarte sin quemarme,
a mirarte sin perderme, a recordarte sin llorar.
TÚ... ¿regresas a hacerme trizas de nuevo? esta vez, no te lo permitiré.
Construí mi fortaleza... te haré recordar que: me ayudaste.
¡Creías que era la de antes! lamento decepcionarte, pero... maduré.
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